Dar de baja a la cuenta de la red social no tiene por qué significar perder recuerdos. Hay formas de decir chau sin que se borren fotos ni datos importantes.
Hubo un tiempo en que abrir Facebook era casi una rutina diaria. Notificaciones, invitaciones a eventos, mensajes de amigos lejanos, recuerdos que aparecían como fantasmas simpáticos cada mañana. Pero las cosas cambian, y la red social que alguna vez marcó una era hoy apenas resiste en la pantalla de inicio, rodeada por iconos más brillantes y actuales.
Mientras otras plataformas ganan terreno entre los usuarios más jóvenes —y no tanto—, Facebook se va quedando en pausa. A eso se le suma que Meta, su empresa madre, no siempre toma decisiones populares: el fin del sistema de verificación por terceros fue un golpe más a la confianza de quienes ya venían mirando la puerta de salida. El resultado es lógico: cada vez más personas están listas para cerrar su cuenta.
Eso sí, antes de apretar el botón rojo del adiós, hay detalles que conviene tener en cuenta. Porque dar de baja el perfil no implica perder todo lo que se compartió allí: fotos, publicaciones, contactos y vínculos con otras aplicaciones pueden seguir existiendo, si se toman los recaudos justos a tiempo.
Cómo eliminar la cuenta de Facebook sin perder las fotos que te importan
Aunque muchos lo confunden, no es lo mismo desactivar que eliminar. Desactivar permite un descanso: el perfil desaparece de la vista pública, pero sigue ahí, esperando por si se cambia de idea. Incluso se puede seguir usando Messenger sin problema. Eliminar, en cambio, es permanente. Después de 30 días desde que se inicia el proceso, no queda rastro.
El primer paso, antes de cerrar definitivamente, es revisar en qué lugares se ha usado Facebook para iniciar sesión. Plataformas como Spotify o apps de delivery ofrecían esa opción durante años. Si se elimina la cuenta sin actualizar ese método, puede haber problemas para volver a entrar.
Por suerte, es fácil verificarlo: desde Configuración, se accede a la sección de aplicaciones y sitios web conectados. Basta con eliminar los vínculos uno por uno y actualizar la forma de acceso desde cada servicio, usando un correo o una cuenta de Google.
Luego llega el momento de la nostalgia: descargar una copia de todo lo que se compartió. Hay una función que permite guardar publicaciones, fotos, videos y más. Solo hace falta entrar en el Centro de cuentas, ir a la parte de Información y permisos, y elegir la opción para bajar los datos. Se puede pedir todo el contenido en formato HTML y en calidad alta para no perder detalles. El archivo se genera en un tiempo y se notifica por correo cuando está listo.
Con los recuerdos a salvo y los accesos externos cubiertos, se puede avanzar con la eliminación definitiva. Desde Configuración > Centro de cuentas, en la parte de Propiedad y control de cuenta, está la opción para borrar el perfil. Se elige la cuenta, se confirma con la contraseña y listo. Si esa cuenta es la única que administra alguna página, conviene delegar ese rol antes de eliminar, o también se perderá.
Eso sí: todavía hay una última ventana para arrepentirse. Una vez iniciado el proceso, hay 30 días para dar marcha atrás. Basta con iniciar sesión y todo vuelve al estado anterior, como si nada hubiera pasado. Pero pasado ese plazo, la decisión se vuelve irreversible