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El drama de un joven que perdió su auto en una zanja inundada en Escobar: “Me quedé sin mi herramienta de trabajo”

¿Cuántas veces circulan por los grupos de WhatsApp o en las redes sociales videos de situaciones reales para consumo humorístico que luego se viralizan? Muchas, pero detrás de cada accidente o hecho desafortunado hay una historia. ¿Qué se siente cuando uno ve a su auto sumergirse en una zanja llena de agua?, ¿Qué se le cruza por la cabeza a una persona que ve cómo su herramienta de trabajo se destruye en una cuestión de segundos?

Nicolás Pincus, un joven artista de 30 años que debió reinventarse laboralmente durante el último año de pandemia, sufrió el lunes la destrucción total del auto, que se había comprado con sus ahorros y que era su principal herramienta de trabajo como mensajero, luego de que el vehículo quedara sumergido en una zanja llena de agua en una esquina de la ciudad de Escobar.

El coche, un Chevrolet Corsa City de 1997 quedó ahora inutilizable. Sin ahorros, sin la cobertura del seguro, por ahora sin respuesta de la Municipalidad del partido bonaerense y sin ingresos, el joven de 30 años se encuentra en una situación laboral desesperante.

“Así como lo dije en un descargo en las redes sociales (@NicoPincus), yo sentí que con esto me cortaron las piernas. Había logrado reacomodarme un poco con el nuevo trabajo, pero esto me tira todo el esfuerzo a la basura. Fue algo entre bizarro y horrible lo que sucedió”, le explicó Pincus a Infobae mediante una conversación telefónica.

A lo largo del último año, la vida de este joven porteño había sufrido demasiados cambios.

Durante 2019, Pincus había logrado poder subsistir económicamente gracias a lo que más amaba, la actuación. Mediante sus shows de humor como transformista pudo generarse los ingresos suficientes como para llegar a fin de mes, poder ahorrar algo de dinero y mantener el hogar en el convivía con su pareja, Rodrigo.

Sin embargo, las restricciones a raíz de la pandemia de coronavirus representaron un golpe casi terminal para el ambiente artístico under en el AMBA. Sin ingresos por esa vía, Pincus debió recurrir a nuevas alternativas para poder llegar a fin de mes.

“A mediados del año pasado me empecé a preguntar qué corno hacer con mi vida. No sabía hacer otra cosa. Entonces, empecé a laburar en un servicio de mensajería con la camioneta de mi pareja”, relató.

“Logré generar ahorros varios meses y ya para fin de año decidí comprarme mi primer año. Un Corsa viejito del ’97. Lo arreglé, lo puse nuevo. Le tomé cariño, con mi pareja lo llamábamos ‘El Corsita’”, añadió.

Ya establecido en el rubro de la mensajería, la vida de Pincus empezó a torcerse nuevamente a inicios de este año cuando, después de cuatro años, se terminó la relación con Rodrigo.

“Me separé y tuve que regresar a la casa de mis viejos, en Devoto. Además, cambié de servicio de mensajería. En el nuevo lugar, me pagaban por día trabajado, por lo cual dependía de lo que hiciera cada jornada”, describió.

El día del incidente comenzó bien temprano para el joven de 30 años. Eran las 7.30 del lunes 3 de mayo y el AMBA se preparaba para recibir una de las tormentas más fuertes de las últimas semanas.

“Ese día tenía que hacer unas 20 entregas. Cerca del mediodía llegué a Escobar para tres servicios. Poco antes de la una entregué un sobre en un domicilio particular en la calle Mateu y después, cuando me dirigía a otra casa, me pasó lo del auto”.

“Yo iba por la calle Los Mandarinos. Justo cuando llegué al cruce con la avenida Sarmiento, me preparaba para doblar a la derecha. Estaba toda la esquina muy inundada. Doblé un poco y el auto se me fue de golpe para abajo”.

“Me empezó a entrar agua por todos lados y yo me empecé a desesperar. Al principio, lo único en lo que pensaba era en salir como sea. Manoteé el celular, que lo tenía con el GPS en el frente y abrí la ventanilla. Ahí salí por la ventana y me tuve que quedar parado unos minutos arriba del auto, con los pies sobre la puerta del conductor. Unos chicos que estaban por ahí tuvieron que hacer una cadena de manos entre tres para poder ayudarme a salir”, relató Pincus.

La situación se mezclaba entre el drama y la preocupación del dueño del auto y lo bizarro, anecdótico y hasta humorístico que resultaba el hecho para los testigos: “Era muy bizarro todo. La gente medio que se reía, me filmaban y sacaban fotos. Yo, entre que tenía a la mitad del auto metida abajo del agua y empezaba a ver cómo todos los paquetes empapados empezaron a salir por la ventaja y a flotar en el agua, no podía reaccionar. Era dantesco todo”, completó.

Pincus creyó en un inicio que había caído a un pozo en el asfalto, pero estaba equivocado: “Un vecino me preguntó ‘¿Vos no sos de la zona, no?’. Es que al inundarse todo, nunca me enteré de que en realidad metí el auto en una zanja que había en paralelo a la avenida. No tenía señalización ni nada y se veía solo un charco gigante. Me fui directamente para abajo”.

Luego de unas horas, comenzó la odisea del joven para poder retirar el auto. Desde el seguro le afirmaron que no podían retirar el auto de la zanja y ninguna autoridad policial le brindaba ayuda. Recién a las tres horas de sucedido el hecho aparecieron unos representantes de Defensa Civil, quienes le comunicaron que de parte de la Municipalidad de Escobar le iban a retirar el auto de la zanja.

Me sacaron el auto del pozo y recién después vino el seguro a llevárselo. Ahora tengo el auto en la puerta del mecánico. No sé cuánto tiempo lo tendré ahí porque desde el seguro me dijeron que mi contrato no me cubre la destrucción total del auto”, afirmó Pincus.

En tanto, el joven artista le pide a la propia Municipalidad de Escobar que se haga cargo de los gastos del arreglo del vehículo: “No había ni una señalización sobre esa zanja. Hasta ahora, lo único que recibí fue un llamado el lunes a la noche de una agrupación de Vecinos de Escobar, o algo por el estilo, que me dijeron que ellos estaban en contacto con la Municipalidad y me preguntaron si yo estaba bien y demás. Pero nadie me dijo que se iban a hacer cargo de lo del auto”.

Al mismo tiempo, Pincus volvió a caer en la desesperación por encontrar un nuevo trabajo. Se quedó sin ingresos y sin la principal herramienta laboral de la que disponía en los últimos meses.

“Yo trabajo desde los 20 años y siempre me maté por conseguirme todo yo sólo. Yo me compré este auto, viejito, para poder trabajar, para salir adelante en la pandemia y ahora estoy de nuevo en la nada. Y lo peor es que no hice nada para que me ocurriera esto”, completó.

Asimismo, el joven artista publicó un descargo de bronca en su cuenta de Instagram donde exigió que alguna autoridad municipal se responsabilice por lo que le sucedió: “Esto no debería de haber pasado, no había una sola señalización, el asfalto y la zanja se unificaron por la cantidad de agua… Solo espero que alguien se haga cargo de todo esto porque a mí me arruinaron”, escribió.